El Prof. M.N. Passarelli de la Universidad de California, ha tenido la gentileza de remitirme su trabajo sobre cáncer de mama y fumar, antes de su publicación oficial y que por su gran interés paso a comentar (J Clin Oncol. 2016 Jan 25).
El trabajo se centra en revisar la mortalidad por cáncer de mama, en pacientes que fumaban antes del diagnóstico y dejaron de fumar, y otro grupo que siguieron fumando después del diagnóstico. Los datos se obtuvieron a través de un estudio multicéntrico llevado a cabo en varios estados de USA (Collaborative Breast Cancer and Women’s Longevity Study). Se estudió la evolución de 20.691 mujeres de edades comprendidas entre 20 y79 años, diagnosticadas de cáncer de mama entre los años 1988 y 2008. A lo largo de 12 años de seguimiento 6.778 mujeres murieron, de las cuales 2.894 fue por consecuencia directa del cáncer de mama.
Dentro del grupo de fumadoras activas antes del diagnóstico de cáncer de mama, falleció por esta causa un 25% más, que las no fumadoras. Pero también se registró que las fumadoras tuvieron 14.4 veces más cáncer de pulmón, 6 veces más procesos respiratorios, y el doble de problemas cardiovasculares.
Por otro lado, el 10% de mujeres que continuaron fumando después de que se les diagnosticó cáncer de mama, su riesgo de muerte se multiplicó por 1.72 (72% más). Por el contrario las que dejaron de fumar al ser diagnosticadas tuvieron el 30% menos de muerte en relación a las que no dejaron de fumar.
Nosotros sólo nos limitamos a dar unos datos muy generales del estudio, pero en el trabajo se contemplan otras variables, como la edad de las pacientes, consumo de alcohol y otras patologías que también podrían ser causa de muerte.
No es noticia que el fumar es malo para la salud, pero se suele asociar sólo a más riesgo de cáncer de pulmón y problemas cardiovasculares, y no se asocia a un mayor riesgo de cáncer de mama, este es el motivo por el que hemos tenido interés en comentar este trabajo, y como ya hemos expuesto en otras ocasiones, el fumar dobla el riesgo también de padecer una trombosis cuando se toman anticonceptivos hormonales, riesgo que a su vez se vuelve a multiplicar por dos en las obesas (IMC>30).
Por otro lado recordar una vez más, que en la menopausia es muy beneficioso para la salud futura de las mujeres, hacer una terapia hormonal de remplazo, pues a corto plazo se evitan todos los síntomas neurovegetativos (sudoración, sofocos, palpitaciones, ansiedad, insomnio, entre otros) pero quizás lo más importante son los beneficios a largo plazo, como menor riesgo de dislipemia (aumento del colesterol LDL (malo) y disminución del HDL (bueno) lo que lleva a un aumento de riesgo cardiovascular, además de disuria o incontinencia urinaria muchas veces asociada a infecciones urinarias, más riesgo de osteoporosis y más riesgo de Alzheimer, aunque por otro lado, presenta un ligero riesgo de cáncer de mama.
Actualmente, gracias a los avances de la genómica, es posible evaluar de forma personalizada el riesgo de cáncer de mama en el caso de realizar una terapéutica hormonal de reemplazo, y por lo tanto decidir el tratamiento con garantías del balance riesgo/beneficio. Podemos informar y asesorar sobre esta cuestión.